LDD Fics: «Una navidad del drama»

Por Arturo Hernández López

UNA NAVIDAD DEL DRAMA

 

El recuerdo de ese día aún la hacía reír. Y tal vez por el ambiente navideño que respiraba (hasta en eso había cambiado) decidió escribirlo:

“Cuando tenía ocho años, mi madre me llevó al centro comercial y me mostro a Santa Claus sentado en su gran sillón rojo preguntando a otros niños sobre lo que querían para Navidad. Para entonces El extraño mundo de Jack era mi película favorita y la había visto cientos de veces. Cuando llego mi turno y Santa me preguntó ‘¿Qué deseas que te regale, linda niñita?’ Yo contesté con seguridad ‘¡Quiero que Jack Skelenton reparta regalos esta Navidad!’ Y el pobre Santa no supo que responderme. Mi madre me jaló de los pelos y nunca más volví a sentarme en las rodillas del viejo.”

Pero ahora las cosas eran distintas. Por primera vez, luego de años de pasar las fiestas encerrada en su habitación, ahora sí deseaba ser parte de la celebración de paz y alegría de diciembre. Su madre estaba sorprendida de esto al igual que su hermano. Ella misma había armado el árbol y ayudado en la cocina.

–¿Te das cuenta, hijo? – le decía la madre – Ese Chris lo habrá torturado tanto que ahora tu hermana se ha vuelto… humana.

Sin embargo, dentro de su ser, aún había algo que no la hacía estar completamente feliz. Luego de un intercambio de correos con Lindsay, esta le dijo que Trent había estado con una chica rica y luego de un par de meses, terminaron. Gwen creyó que la noticia le iba a afectar, pero en realidad no era esa la verdadera razón. Después del correo de Lindsay había una de Courtney avisando (con mucho orgullo) que ella y Duncan iban a pasar todo el día 25 juntos en las cataratas del Niágara. Mientras arreglaba las cosas para la medianoche, Gwen se convenció que el segundo correo era el verdadero causante de su pena y no el primero. Pero se sentía tan abochornada sobre ese punto que ni se atrevía a escribirlo.

 Ya eran las seis de la tarde y la mayoría de los preparativos estaba terminada. Deseaba respirar y caminar un poco. Al ver que el resto de las cosas los podían manejar su madre y hermano, decidió salir de casa. Caminar un poco para mitigar esa pena.

Sin embargo, el ejercicio apenas había funcionado. ¿Qué hacer? ¿Llorar? ¿Y si tan solo se apareciera un chico apuesto e inteligente para enamorarse de nuevo y así olvidarse de estos problemas? ¿Qué tal un trago?

Allí estaba el Nosferatu, el bar de los góticos y emos, cuyo interior no escapó de la moda navideña, aunque estaba adornada a su estilo. Un enorme pino negro adornado con pequeñas calaveras, vampiros y telas de araña, cirios negros en el mostrador, hiedra venenosa en vez de un muérdago… mientras que se escuchaba el villancico metalero como “No presents for Christmas” de King Diamond, el villancico preferido de Duncan.

 

En fin, era aquí donde podría tomarse una buena cerveza o quizá algo mas fuerte. Gwen pide una especialidad de la casa: Cementerio Maldito.

Con el trago en la mano, Gwen se dirige a una mesa pues no estaba muy lleno el local. Una pena, los que estaban presentes no eran amigos ni conocidos por lo que no podía hablar de su problema.

Sin embargo, había una chica quien le hacía señas para que se acercara. Bueno, si la estaba llamando ¿Por qué no?

–Así que tú eres Gwen. Me han hablado mucho de ti.

–¿En serio?

–No, en realidad te vi mucho en la televisión.

–Ahora sí te creo. ¿Quieres mi autógrafo?

–No quiero molestarte, pero si insistes – Saca un cuadernillo y Gwen lo firma.

–¿A nombre de quién?

–Kaytlin Savage.

La forma tan amistosa y sencilla como se expresaba la chica produjo una sonrisa en la gotica.

–¿Te alistas para esta noche? – le pregunta Gwen.

–Si, yo y mi madre la pasaremos en nuestra casa rodante con un delicioso pato al orange. Es mi favorito.

–¿No comes pavo?

–Yo sólo como carne oscura.

 

Ambas estallan en carcajadas. En las Navidades pasadas, Gwen le decía a su madre que jamás iba a comer algo que fuera parte de una tonta celebración para tradicionalistas retrasados. Ella prefería cocinarse un cuervo.

–Lo malo, Gwen, es que hay algo que no te está gustando.

–¿Se nota?

–Mucho, si te mostrara un espejo, lo romperías.

¿Y si a esta chica fuera la indicada? Gwen decidió arriesgarse. Se puso a contarle aquella inquietud que ha tenido en todo el dia.

–Y lo peor es que esta maldita duda me está matando.

–¿Te has comunicado con él?

–No puedo, su estúpida novia le controla los mensajes.

–Courtney, Courtney, Courtney ¿Sabes que hay un blog sobre ella en Internet?

–¿Ah si?

–Si, de un tal Arthur. Lo único que hace el pobre enfermo es subir enormes fotos de los pies de ella.

–Loco.

–Incluso se ha hecho unos pies de ella de barro donde los cubre de besos… que asco me da ese tipejo.  

–¡No hables más! ¡No hables más! – dice Gwen riendo y cubriendo su rostro con las manos, de tal manera que las palmas de esta estén al frente de Kaytlin.

–¿Qué te sucedió en tu mano?

En efecto, aquella mañana, mientras ayudaba a su mamá a preparar las ensaladas, Gwen accidentalmente se cortó la palma con el cuchillo, pero afortunadamente solo fue un corte leve. Luego de explicarle lo sucedido, Kaytlin coge la palma y lo observa por unos segundos.

–Al menos es preferible un corte que todos esos enfermos desafíos ¿verdad?

–Si amiga – dice Gwen con un suspiro – al menos hice buenos amigos allí…

–Como Heather…

Una nueva carcajada de las dos se produce. Y ahora es la calvita el nuevo tema de conversación. ¿Cómo crees que pase la nochebuena? ¿Ira a robar los adornos de las casas como el grinch? ¿Le visitarán los espíritus de las navidades cuando se acueste? Conversan un poco más cuando la alarma del reloj de Kaytlin suena.

–Me tengo que ir, mi madre me espera para asar el pato.

–Te envidio amiga, tu si la pasaras sin preocupaciones.

–Arriba ese animo, ve a casa y espera a que den las doce, estoy segura que vas a recibir un regalo especial. Adiós y Feliz Navidad.

–Feliz Navidad – le llega a gritar Gwen apenas Kaitlin se aleja corriendo.

 

***

El encuentro en el bar ayudo a Gwen a mitigar su dolor. Durante la noche recibió las llamadas y correos de sus amigos de la escuela así como las de sus amigos dramaticos. Todos los estaban pasando bien. Hasta Heather le mando un correo de saludo navideño:

 

Gwen:

F. N.

Heather.

 

Habían llegado algunos parientes a la casa por lo que la cena estuvo muy animada. Eso también ayudo a que Gwen no pensara demasiado en su herido corazón… hasta que sonaron las doce campanadas. Llegaron los saludos, los abrazos, las risas y por supuesto el reparto de los obsequios. Su hermano fue encargado de repartirlos. Y cuando llegó el último paquete, este estaba destinado a Gwen. Sin embargo, no tenía remitente y ninguno de sus familiares la había enviado. ¿Y como llegó aquí? Nadie se explicaba.

 

–Lo abriré – dijo Gwen.

 ¿Qué había en la caja? Gwen no lo podía creer. Una hermosa muñeca vudú cuya cabeza era como la de ella. Y en el pecho de la misma estaba el dibujo de una calaverita… y no cualquier cráneo. Gwen reconoció el diseño. ¡Increíble!

 –Ese obsequio es tan… – dijo uno de los familiares con expresión de rechazo.

–…bello. – Dijo Gwen. – Disculpen.

Gwen salió de la casa para que no la vieran llorar. ¡El estuvo aquí! ¡De alguna forma entro a casa y puso la caja debajo del resto de la forma que él solo podía hacerlo! ¡Silencioso como una serpiente!

–¡Kaytlin, tenías la maldita razón!

Lo primero que pensó Gwen es en ir a buscarla, pero es allí donde se dio cuenta que nunca le pregunto en donde estaba viviendo. Y no sabía como hallarla.

 

***

Algo extraño esta pasando. Se supone que aquí iba a escribir Feliz Navidad para terminar con la historia, pero de pronto veo al pie de una colina (desde donde se ve la casa de Gwen y la calle donde vive) a Kaytlin quien observa a Gwen entrar a su casa. Ahora se voltea y me mira y comienza a hablar:

–No te asustes, Arturo. Hola Blicia, Lunático, JST, Alondra y todos los demás dramáticos. Se que estarán hartos de mí, pero solo les pido un minuto para decirles unas palabras: No deben estar tristes en esta Nochebuena. Recuerden que la Navidad también es esperanza y estoy segura que las nuevas aventuras de la pandilla llegarán. Mantengan la esperanza como lo está haciendo Gwen ahora. Ya llegaran nuevos desafíos, nuevos dramas, nuevos conflictos y demás enredos e intrigas que ustedes les gusta ver. El año nuevo llegará con sorpresas, estoy segura. Y espero que cada uno de ustedes (y tu también Arturo) reciban en esta Nochebuena un regalo de gran valor y que les de alegría y esperanza en el futuro. Feliz Navidad, amigos dramáticos. 

FIN

 

GENIAL, en todo el sentido de la palabra. Todo el fic, la aparición de Arturo, la música… Wow.

Comenten, aunque sé que no hace falta pedirlo.